jueves, 24 de enero de 2008

Sé que no tengo remedio ni lo quiero tener

Pues sí, así de simple es la cosa, he llegado a la conclusión de que ni tengo remedio ni lo quiero tener, y todo porque soy incapaz de quitarme de la cabeza a la piedrita del post anterior, y además siento que todo va exactamente como la anterior vez que tropecé con ella, sólo espero que el cambio de circunstancias y de momentos permita que esta vez salga mejor.
Por cierto, otra vez echando mano de las creaciones del maestro Bunbury, en este caso de La Carta, una muy buena canció que le dedicó a su padre, quien nunca entendió por qué Enrique dejó la vida acomodada que le ofrecía su situación familiar para jugárselo todo a una carta y buscarse la vida con la música.
Otro que no tenía remedio ni lo quería tener, espero que a mí me salga tan bien como a él la apuesta.

1 comentario:

Javier López Clemente dijo...

Es una de las obligaciones que deberíamos aceptar: Asumir nuestra personalidad. Para ello deberíamos comprendernos y eso lleva tiempo, reflexión y sinceridad. Tres elementos que no están muy de moda.

Salu2 córneos.