martes, 15 de enero de 2008

Vamos campeón, que llegamos

Desde que el domigo escribiese todo eso de la oscuridad, he recibido muchas y variadas muestras de apoyo, no solo por aquí, si no también a través de otras vás bien variadas y, es por ello, que me siento enormemente agradecido a todos aquellos que lo hicieron.
La verdad es que el domingo lo veía todo negrísimo, fue como si, de repente, se te cae encima toda tu vida y tu estabilidad, y todo por un fallo o por un descuido que nunca debió producirse, y que me hacía sentir a la vez impotente y desesperado a partes iguales, y bueno, también bastante cabreado, la verdad, no puedo negar que las circunstancias en que se produjo el asunto me sacaron de mis casillas.
Hoy, todo se ve un poco menos negro, sigo totalmente cabreado con los ineptos que trataron a mi abuelo, pero todo se mitiga porque, en solo 2 días, ha recuperado una gran parte de su movilidad, e incluso parte de su habla. La situación sigue siendo mala, pero al menos se ve un indicio de esperanza, y una salida del túnel, porque con esos avances, lo más probable es que con unos meses de rehabilitación y trabajo con un logopeda, mi abuelo vuelva a ser el de antes.
Obviamente, nada puede ya hacerse con el susto y eel mal rato que nos hemos llevado todos a consecuencia de este asunto, y especialmente con el susto qu eél mismo se llevó al ver que se mareó y, al volver a la consciencia, no podía hablar ni moverse, ni tampoco nada puede hacerse con la impotencia que se veía reflejada en su cara cada vez que quería decirtre una cosa ssencilla y las palabras no salían de su garganta, ni la desesperación por estar apunto de recibir el alta por una tontería y verse en un abrir y cerar de ojos como un inválido. Eso, nadie lo pagará, ni nadie lo reparará, por mucho que se pidan disculpas o por mucha profesionalidad que se ponga de ahora en adelante, sólo espero que lo que quede salga bien.
Gracias a todos y espero poder volver a conciliar el sueño correctamente esta noche, porque ando rendido de cansancio por la tensión y la desesperanza.

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